¿Quién Aparece en el Monte Rushmore?

¿Quién no ha visto la escultura de un busto a tamaño natural?

Desde las más antiguas civilizaciones la humanidad ha querido inmortalizar la cabeza de los grandes personajes de la historia: Nefertiti, Alejandro Magno, Julio César, Hernán Cortés, son sólo algunos de los muchos personajes que han visto inmortalizadas sus testas.

En 1923 en Dakota del sur, una región del medio oeste de los Estados Unidos, pensaron que eso de los bustos a tamaño natural ya estaba muy visto.

Así que decidieron conmemorar los primeros 150 años de historia del país esculpiendo a tamaño gigantesco las caras de 4 presidentes representativos de este período: George Washington, Thomas Jefferson, Abraham Lincoln y Theodore Roosevelt.

El lugar elegido fue una zona montañosa llamada “las colinas negras” en pleno Parque Nacional del Monte Rushmore.

¿Por qué este lugar y no otro?

Porque Dakota del sur es a grandes rasgos una gran llanura, por lo tanto no había mucho donde elegir. Pero sobre todo porque eran unas montañas que ofrecían un buen granito para la escultura.

Así que, tras la concesión de mil y un permiso burocráticos el escultor Gutzon Borglum, ayudado por 400 trabajadores, se puso manos a la obra y desde 1927 hasta 1941 dio forma a la macro escultura.

Ahí van algunos datos: cada cabeza mide 18 m de altura y, en promedio, la nariz de cada una mide 6 m de largo, la boca 5.5 m de ancho y los ojos 3.4 m de un extremo al otro.

También se cuenta que dentro hay una cámara secreta cuyo acceso está prohibido al publico, la Sala de Actas o “Hall of Records“, sin embargo, aunque fue un proyecto del propio Borglum, al final no pudo hacerse más que escasos 20 metros.Dificultades…falta de medios…y el comienzo de una nueva guerra…

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Para dar carácter y expresión a los rostros en esa escala fue necesario un toque maestro: Borglum dio a los ojos un destello de vida dejando una columna de granito de unos 56 cm de largo a modo de pupila, que la luz del sol hace resaltar contra la sombra que ésta forma.

Si te decides a visitarlo no sólo disfrutarás de uno de los monumentos más representativos e impresionantes de los Estados Unidos, sino que también disfrutarás de un parque natural de una belleza sobrecogedora.

Además, a menos de 30 kilómetros de allí, una escultura aún mayor va tomando forma entre las montañas.
Se trata del monumento a Caballo Loco, el legendario jefe Sioux, mucho mayor que el de los cuatro presidentes con el que rivaliza ya en número de visitantes.

Es curioso, tantos años de guerras entre indios y colonos para que los jefes de ambos contendientes estén destinados a contemplarse eternamente.

Sin duda, hay pocas cosas más irónicas que la propia providencia.

La ventaja es que Caballo Loco no les podrá cortar la cabellera, ya le han hecho el trabajo…

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